Expresar las incomodades y mortificación por lo que le sucede en forma reiterada, no es de ninguna manera agradable y mucho menos para los receptores del desagradable mensaje.
Lo que les voy a compartir, estoy seguro es compartido y percibido igual que yo, pero como son hechos repetitivos, que experimentamos semestre a semestre, finalmente terminan por dejar de sorprendemos, es decir, nos ocurre lo que un amigo psiquiatra me dijo, cuando algo se repite sin mayores cambios: «Nos habituamos a ello y perdemos la capacidad de sorprendernos y reaccionar».
El día de hoy no me fue posible realizar mi clase práctica de Epidemiología. El aula "prestada" por el CEM estaba ocupada porque se estaba realizando un examen general de la Academia del CEM. Mis alumnos llegaron y la propuesta de subsanación consistió en juntar dos prácticas para el próximo día jueves. Frente a un problema, la solución siempre es un alivio; sin embargo, me quedó un sinsabor por la pasividad con que todo esto ocurre.
Continúo con el relato.
El aula que tenía asignada, está en el tercer piso y al desplazarme por los otros pisos para retirarme, observé que todas las aulas estaban siendo utilizadas para dicho examen general, consecuentemente, las clases de otros grupos de práctica del curso de epidemiología, tampoco iban a desarrollarse.
Continuando con mi trayecto, en el primer piso me encontré con el Dr. Pereyra, quien desarrolla su clase práctica en el aula de cómputo del CEM, esperando para "ver" si abrían la puerta de esa aula, pues estaba cerrada y no había llave. Los encargados habían ido a la ciudad por algún evento.
Luego de despedirme de Héctor, mientras me retiraba y pensaba en la situación, recordé los problemas de aula que hay para el curso de Metodología para el programa de Segunda Especialización en Medicina que coordina muestra querida amiga Teresa Watanabe. Recordé su pedido de que los docentes que tengan algún aula lo hagan saber para tenerlo en cuenta, por cuanto las aulas que habían tenido disponibles, iban a ser utilizados por sus "titulares" de postgrado.
Una cosa liga otra. Recordé entonces mi estadía en la Universidad de Washington en Seattle y la impresión que me dejó. Supongo que de ahí tengo mentalizado un modelo funcional de universidad que no encuentro en nuestra Facultad, cual es que en una Universidad todo debe estar ordenado y organizado para que los docentes produzcan conocimiento y lo transmitan, es decir que todo aquello que perturbe o distraiga los procesos de creación y desarrollo intelectual (que afecten a los estudiantes también), debe ser minimizado o suprimido.
Lo anterior significa que "emplear el tiempo de un docente para buscar un aula donde dictar su clase", se me hace, por decir lo menos, ocioso. Si a esto agregamos el hecho de que los espacios para impartir clases en la facultad, no sólo son escasos sino también inadecuados, y que inclusive con los prestados, no alcanza.
Reflexiono, sigo percibiendo, termino sin entender y me pregunto ¿cómo se gestiona la Facultad?
No estoy en contra de las iniciativas y menos contra la tecnología, pero al preguntarme por la gestión de Facultad, mi memoria efectúa muchas evocaciones y reflexiones y preguntas; que repasan los 38 años que llevo ligado a mi Alma Mater. Ingresé a estudiar pregrado en 1980, egresé un 1989, mi primer contrato docente lo tuve en noviembre de 1991, en 1995 accedí a una plaza permanente (luego de 4 años como docente contratado), y continúo hasta hoy.
En todo este tiempo, se han dado situaciones que me permiten preguntarme y reflexionar sobre algunos aspectos que comparto con ustedes.
- Los principales hospitales de Lima nos abrían las puertas y nos albergaban con orgullo. Hoy, somos desplazados por otras universidades de los hospitales públicos, en una confrontación desigual e inequitativa, pues las universidades públicas no pueden competir económicamente con las privadas. ¿Tal vez faltó reacción para plantear la lucha en otros frentes como el legislativo y plantear que la universidad pública debía tener prerrogativas especiales frente a la privada en el ámbito público?
- En algún momento la Unidad de Postgrado tuvo un local ubicado en Miraflores ¿por qué no fue sostenible?. Tengo entendido que fue porque el local era alquilado ¿resulta está condición determinante? ¿Por qué no tenemos un local de postgrado aparte?
- Si somos una entidad pública y necesitamos crecer y el estado tiene bienes y durante bastantes años ha tenido recursos para proyectos, ¿por qué no hemos accedido a ellos (los bienes)? ¿por qué algunas obras se han realizado con proyectos de fondos públicos en la ciudad universitaria y en nuestra Facultad no ha sido posible?
- Como he dicho, no estoy en contra de la tecnología, pero pregunto ¿cuán necesario es tener "aulas de simulación" si no tenemos suficientes aulas para dictar clases regulares?
- ¿Qué tan necesario es tener un "Hospital virtual" si no tenemos una política o al menos un área de producción multimedia?
- Ni siquiera podemos crear canales educativos porque pese a tener acceso a todos los recursos que brinda Google a las universidades en forma gratuita. Los funcionarios de nuestra universidad, no nos permiten el acceso a Youtube, que en la actualidad alberga cientos de miles videos educativos y canales del mismo tipo.
- La Facultad quiere ser tecnológica y en la actualidad eso es más que necesario. Sin embargo, como puede serlo si ni siquiera cuenta con un Wifi aceptable.
- Quiero finalmente compartir una anécdota que ilustra como finalmente caemos en la habituación y el poder del cambio se topa con un sistema estático e inerte ante la transformación.
«El año pasado cuando se conformaron comisiones para potenciar al DAMPySP, a requerimiento de nuestra Directora, hice la propuesta de que el departamento produzca material educativo multimedia, para lo cual se necesitaba adquirir una cámara, un trípode y el acceso a Youtube para elaborar material educativo multimedia y crear un canal. La idea inicial era grabar las clases y luego de una edición básica colocarlas en línea. La propuesta fue recepcionada con entusiasmo en nuestro Departamento, elevada a las instancias respectivas, donde nunca fue acogida y menos apoyada. Imagínense si hubiera prosperado».
Considero que ejercemos nuestra labor docente en condiciones "precarias", lo que dice mucho de nuestra entrega e identificación, pero merma la calidad y efectividad de lo que hacemos.
Una mirada crítica no está demás, tampoco opiniones en el mismo sentido. Sin embargo, tal vez continuemos sin cambios, pues no tenemos espacios sostenidos de reflexión, discusión y propuestas engrandecedoras para nuestra querida facultad.
Espero no haberlos importunado... ¡Gracias por leer estas reflexiones!